¡QUE ENVIDIA!



¡Que envidia!



Escrito por Eduardo Poo
Todos los vicios Sancho, tienen un no sé que de deleite, pero la envidia no tal, sino disgustos, rencor y rabia. EL QUIJOTE.
Un sentimiento tan viejo como el hombre, que es el más vergonzoso de los vicios, como dijo el filosofo Francis Bacon, es un gusano roedor del merito y la gloria.
La Real Academia Española es más suave, la considera “pesar del bien ajeno”. La envidia es un tabú social que se lleva en silencio porque en el fondo implica una declaración de inferioridad que no conviene demostrar en público.
El genial biógrafo griego Plutarco hace mas de 2 mil años expresaba; “nadie dice que es envidioso, sino que para justificar ese sentimiento negativo, alegan todo tipo de excusas, y según otros sociólogos es el reconocimiento de una derrota.
Etimológicamente el término procede del latín “invidere” ver con malos ojos. Los psiquiatras distinguen tres tipos de envidia;
Depresiva: Se manifiesta cuando la felicidad ajena o el éxito causa sufrimiento, aunque no se guarde animosidad contra quien la experimenta.
Hostil: Nos hace odiar a quien nos supera y pensaremos algo para perjudicar al envidiado, como hablar mal de él y hacerle trampas, y hasta desear su desaparición física.
Admirativa: A pesar de no estar a la altura del envidiado para alcanzar el mismo nivel de excelencia, redobla sus esfuerzos para lograr sus objetivos sin causarle daño.
En el “GENESIS” se ilustra la envidia entre hermanos, capitulo 37, se describe como José favorito de Jacob su padre, era envidiado por sus hermanos, con excepción de Rubén, otro de sus hermanos Judá decidió venderlo como esclavo.
La historia del hombre esta llena de casos de envidia, y los sociólogos han elaborado una guía para superarlos.
a) Reconocer que se es envidioso.
b) Expresar la envidia con humor.
c) Comprender la causa que está detrás de ella.
d) Evaluar las ventajas de los demás.
e) Ser imparcial, y considerar los éxitos ajenos.
f) No provocar innecesariamente envidia de los demás.
Para proteger nuestra nuestra autoestima desarrollamos varios mecanismos, uno es subestimar los logros de otros, autoconvencernos que lo logrado “no es para tanto” o criticar el sistema que lo valoró. También es fácil confundir los celos con la envidia, aunque no es exactamente lo mismo.
La envidia es una actitud inherente a los seres humanos, y se desarrolla en los primeros años de la infancia, y lamentablemente no se ha descubierto el gen que lo provoca, ni existe píldora para su curación.
Eduardo Poo RodríguezONG MADRE

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