Escrito por Eduardo Poo
Se activan sus señales de alarma, su organismo recibe infinidad de instrucciones y reacciones físicas de diferente intensidad, se acelera su ritmo cardiaco, aumenta la sudoración, se tensan los músculos, su respiración es más pesada, se eriza el cabello, aumenta su presión arterial, siente impulso de huir.
Estamos hablando del “miedo” sensación que según algunos científicos es una estrategia de supervivencia, una reacción de nuestro milenario proceso de adaptación al medio, que aflora cuando nos enfrentamos a situaciones desconocidas que suponen una amenaza.
Afortunadamente, el ser humano no siempre se ve sometido a la emoción del miedo, y a lo largo de la historia no son pocas las veces que esta sensación ha jugado un rol protagónico, incluso ha modificado hábitos de conducta, y en muchas situaciones el miedo es superado con éxito como en las actitudes heroicas de ciudadanos que son capaces de arriesgar su vida para salvar a sus semejantes, a nivel biológico este altruismo según los expertos consultados son parte de la evolución de las especies superiores.
Muy distinto es el “riesgo extremo” estado de alerta que en algunas personas causan “sensaciones placenteras” que tiene un fuerte aumento de adrenalina; lanzarse desde un puente, atado de los tobillos con una soga elástica, subir a la montaña rusa, abrir el paracaídas en su altura limite, exceder la velocidad de su vehiculo, etc.
A través de los tiempos, el miedo actúa de manera sutil, y genera psicosis colectiva, por ejemplo, el miedo al SIDA, que cambió la conducta sexual de millones de personas, epidemias causadas por virus mutantes, como la actual peste porcina, llamada ahora humana, con el alerta de la OMS de obtenerse de comer cerdo (esto a creado enorme polémica), también causo pánico y obtención de comer carne la alteración de una proteína (prion) en Inglaterra la encefalopatía espongiforme bovina, llamada las “vacas locas” que también contagio a seres humanos.
En las tipo “catástrofes naturales” Las autoridades deben manejar la información con un cuidadoso control, para no generar pánico, esta debe ser fluida, y sosegada para facilitar la acción de rescate y evacuación.
Resumiendo: El miedo es mal consejero, nos asustamos por instinto natural.Eduardo Poo RodríguezEcologista, ambientalistaONG MADRE
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